LA EDITORIAL INDEPENDIENTE CARECE DE FRIALDAD Y CORDURA




Cuando conocí a Galo Ghigliotto (Valdivia, 1977), me regaló 2 libros de poesía a quemarropa, apenas haber cruzado un par de palabras. Fue el año 2007 y recitaría poemas en el Encuentro de poetas de Santiago y Talca: Talcsantiago. A menos que seas un talquino de tomo y lomo, lo más probable es que te entusiasmes con Talca. Galo Ghigliotto, lo hizo. Organizador del I Encuentro Nacional de poesía: Pero en Talca, también estuvo por acá en la Feria del libro de la Universidad de Talca.
El gesto de regalarme libros retrata a Galo en todo su esplendor. Ghigliotto es uno de los grandes defensores de la edición independiente, de la difusión de poetas aún desconocidos, de la publicación de poemarios que marcarán la pauta en años venideros. Autor de Valdivia (Mantra, 2006), Bonnie and Clyde (Garrapato, 2007) y Aeropuerto (Cuneta, 2009); es además organizador de La furia del libro 2009, muestra y venta de libros de editoriales independientes.
También es cierto que ha administrado parcelas de tomates, fue distribuidor de licores, ha sido actor, garzón, empresario y otros oficios que preferiría no mencionar.

¿El trabajo de editorial independiente se ve favorecido por todo lo que las editoriales oficiales no consideran o es una lucha constante de sobrevivencia?
(Buena pregunta) No sé si algo favorezca la edición independiente, además de los apoyos económicos que las editoriales reciben. Las editoriales oficiales (o mejor dicho “industriales”) están buscando constantemente publicar el libro que venda 10.000 ejemplares en su primera edición, en el menor periodo de tiempo posible. Que nosotros, los editores independientes publiquemos, por ejemplo, a Mauricio Wacquez, a mi juicio un narrador aún más grande que José Donoso, no significa que ese libro se vaya a convertir en éxito de venta. Generalmente calidad literaria y buena venta no son sinónimas, y con esto tampoco quiero decir que los escritores que venden sean malos; sólo quiero hacer notar que en literatura lo mejor no siempre es de consumo masivo, al menos en Chile, a diferencia de lo que ocurre en países del llamado primer mundo. Esa diferencia está dada porque, a pesar de parecer lo contrario, somos una colonia todavía, en la que nuestros líderes (o “dueños”, mejor dicho) dictan a través de los medios qué es lo que debemos leer, ver, escuchar, etc. Cuando uno ve esos programas de recuento de la televisión de las décadas pasadas, fácilmente se aprecia cómo se transmitían leseras para evitar que la gente pensara en lo que estaba pasando (desapariciones, torturas), hechos que, nadie lo puede negar, ocurrieron. La concertación cometió el error de seguir en esa línea de estupidización general, por lo demás, muy propia del neo liberalismo, y es a causa de eso que no hay un conocimiento de fondo de lo que se puede encontrar. No pondré otro ejemplo literario, pero sí musical: ¿has escuchado a Lhasa de Sela? Es una cantante maravillosa, joven, gringa de padre mexicano, cantaba en español, canciones que suenan a veces a Violeta Parra. En Europa la adoraban, pero en Chile casi nadie la conoce, y le pega quinientas mil patadas a Beyonce, Shakira, Laura Pausini y todos esos inventos del mercado. ¿Por qué hablo de ella en pasado? Porque murió hace un mes, a los 37 años, y ahora será difícil que se haga más conocida, que haga una carrera. Ella no era parte del star system, ya no lo será, y eso es un poco lo que pasa con nuestros autores. Eso hace que la edición independiente sea una lucha constante de supervivencia, y te digo, el enemigo es poderosísimo.
¿Qué posee la editorial oficial que aún le falte a la editorial independiente? ¿Viceversa?
La editorial industrial carece de alma y sensibilidad. La edición independiente carece de frialdad y, si se quiere, cordura.
Entre los autores que has editado ¿Quién(es) consideras que pronto dejará de ser promesa y pasará a ser una punta de lanza de la literatura chilena?
El año 2006 formamos Mantra Editorial (otra independiente) con Héctor Hernández Montecinos, por ahí editamos a Paula Ilabaca, con La ciudad Lucía,  Valdivia (mi libro) y [coma] (de Héctor). Él acaba de recibir el Premio Pablo Neruda, con 30 años, que yo sepa es el más joven que lo ha recibido. En Das Kapital publicamos el año pasado la primera novela de Oscar Barrientos Bradasic, un poeta y narrador puntarenense que, sin exagerar, amenaza con convertirse en un nuevo Coloane. También editamos a Camilo Brodsky, cuya madurez poética la veo avanzando hacia un trabajo tipo Gonzalo Millán. En otras editoriales han aparecido muy buenos libros también, y lo que llama la atención es que la mayoría son autores jóvenes. En ese sentido la literatura chilena se está renovando mucho, ágilmente y creo que eso es muy bueno.
Hace unos días defendías el “apuro de publicar” ¿En qué fundamentas esa frase que incluso suena imperativa?
Tiene un poco que ver con la respuesta anterior. Mientras más joven publicas, más veces transformas tu visión de la literatura, más madura tu escritura, más se renueva la escritura, más ágilmente. Muchas veces he escuchado escritores jóvenes que dicen “yo tengo mi libro hace 7 años y no lo voy a publicar todavía, no está listo”. Creo que hay mucho de mito proustiano en eso, ya que él (Proust) se demoró creo que 20 años en publicar la maravillosa “En busca del tiempo perdido”. Pero en verdad creo que la idea de estos chicos se basa en la inseguridad más que en otra cosa. Yo pienso en Dostoievsky, a quien sus editores le pedían una novela y él la tenía lista al poco tiempo, o en los escritores del siglo de oro español, que publicaban hasta cinco libros al año: si la pega del escritor es escribir, pues que escriba. No se trata de un “apuro de publicar”, más bien no tener excusas para no hacerlo. Creo que el resto es pose, y no les creo a esos poetas y escritores que tienen sus libros eternamente guardados ahí, o leen siempre lo mismo. Escribe mucho, haz un libro, rompe la barrera, y si en último caso con el paso del tiempo el libro no te gusta, fácil: no lo incluyas en tus obras completas. Publicar es como perder la virginidad. No querer publicar “hasta estar listo” es como pretender llegar virgen al matrimonio. Seguramente si empiezas a tener sexo antes tendrás más experiencia, y harás más feliz a tu amante. Creo que pasa lo mismo con el escritor y sus lectores.
En “Valdivia” hablas de un periodo de la infancia marcado por acontecimientos difíciles ¿La poesía te ha servido como expulsión de ciertos demonios o sólo constata el reencuentro indefectible con el dolor?
Me parece que escribir no sirve como un exorcismo definitivo. Sí funciona como un ritual en que sacas a tus demonios interiores y los pones frente a ti, sobre algo como una mesa de disección. Ahí los conoces, les ves la cara, sabes cómo relacionarte con ellos, y cuando vuelven a entrar a ti ya sabes llamarlo por sus nombres y anularlos, olvidarlos incluso. Pero seguirán ahí. La poesía es más que un reencuentro con el dolor, tal vez sea el dolor mismo. Una fotografía de la emoción. Ahí me gusta el concepto whitmaniano del eidolón. Un poema también puede ser reencontrarse con un momento agradable, con una pelada de cable. El poema puede ser una fórmula matemática. En este sentido creo que la poesía es la materia y la antimateria al mismo tiempo, algo que puede transformarse en todo, en cualquier cosa. Lo más cercano a la conceptualización de las emociones, y eso ya es sumamente difícil: se puede describir la plenitud, o la tristeza, pero no por leer sus definiciones vas a sentirlas, en cambio, sí puedes sentirlas después de leer un poema.
Tanto en Bonnie and Clyde como en Aeropuerto nos encontramos con una mirada aventurera e idealizada del amor (supongo que es tu tipo de idealización) ¿Qué importancia posee en tu obra ese simulacro sentimental y antojadizo?
Bonnie&Clyde es una idealización solapada, porque al final está la muerte. Aunque para mí la muerte es sinónimo de nacimiento (uno que ocurre en otro espacio/tiempo, claro). En Aeropuerto hay desazón, más que nada. Pero todo es flujo, viaje, aventura, como dices. Y de simulacro, pues, nada. Todo eso pasó. Lo loco es que pasó después: en Aeropuerto (escrito en el 2007), se habla constantemente de una pareja que viaja al mismo tiempo a través del aire, en aviones distintos. Hace unos tres meses mi novia y yo volvíamos de un viaje a la misma hora, el mismo día, con el mismo origen y el mismo destino, pero en aviones distintos. En ningún momento dejé de pensar en ese poema. Siempre he creído que los escritores (así como los inventores y descubridores), en cierta forma, somos impulsores de realidad… de la nuestra, de la de todos, no sé, pero algo hay de eso. Y en los dos casos que mencionas acá empecé a escribir por inercia, porque me moría de ganas de hacerlo y no tenía tiempo. Así que escribí, y no me cuestioné mucho lo que estaba haciendo.
¿Cómo se viene el aparataje cultural en el gobierno de Piñera?
No tengo la más mínima idea. Por un momento de verdad me asusté que el negro Piñera fuera el ministro de cultura. Bueno, creo que la estupidización va a continuar, porque es parte del modelo neoliberal. Una vez Piñera dijo en un programa de la tele “dejaremos que la gente elija”, y mi duda es “¿pero cómo la gente va a elegir bien si no conoce todas las opciones?”, “¿cómo la gente va a saber que se está perdiendo a la Lhasa de Sela si está sonando la Shakira en la radio todo el día?”. Así que no sé. Si Piñera es inteligente, se asesorará bien y hará las cosas bien para no tenernos (a los escritores, artistas, gestores culturales, etc, etc.) cacareando y revolviendo el gallinero. Si Piñera es muy inteligente, tal vez encuentre la forma de silenciarnos completamente, y dar el último paso para declarar a Chile (este país adolescente que pasa drogado) como un país de cultura “globalizada” (o sea, Jennifer López en vez de Chinoy, por ejemplo).
Por último, ¿Habrá “II encuentro nacional de poesía: Pero en Talca” o ha pasado al sueño de los justos?
Desde ya digámosle al público que para atraer la atención de los no-lectores tendremos a poetas enanos travestidos, muñecas de 6 metros que recitan poemas de memoria, un grupo de baile con chicas de poca ropa que recitan bailando, cantantes de Rojo interpretando adaptaciones de poetas chilenos, bailarines de Yingo declarándose amor entre ellos con versos de la poesía chilena y más. Además, nos pusimos de acuerdo con algunos programas de farándula para que hagan una cobertura de los escritores invitados. Es decir, utilizaremos a nuestro favor todos los elementos que hacen que los chilenos estén viendo tele en vez de estar pensando cómo mejorar sus vidas con hechos reales, y sin créditos de consumo de por medio. Hablando en serio…¡Eso espero!... si no, ¿qué voy a hacer con todos los auspicios que según tú me he conseguido?




[1] Publicado en “Letras Maulinas”

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