SER POETA EN CHILE ES UNA ESTRATEGIA DE SOBREVIVENCIA
Marcelo
Mellado (Concepción, 1955) es Profesor de Castellano egresado de la Pontificia
Universidad Católica de Chile. También es escritor y ha publicado libros
notables como La
Provincia (2001, Editorial Sudamericana), Informe Tapia (2004, Calabaza del Diablo)
y Ciudadanos de Baja Intensidad (2007, Calabaza del Diablo). Además es un
cronista incisivo que siempre desde la ironía descabeza a moros y cristianos
por igual. Aunque sus predilectos son los poetas (“La poesía es una picantería de chileno charcha y bueno para el
frasco"); los culturosos (“Yo que he
combatido la impostura culturosa de tanto perro concertacionista que ha querido
utilizar las bellas letras como catapulta para el poder político”); el poder
político (“No hay ningún escritor cara de chileno que sea más consecuente que
yo a la hora de hacerle a la lucha contra el facismo y la perra concertación;
lo que pasa es que yo no vivo en Santiago y los huevones de allá discriminan
como locos, porque son tan centralistas como la derecha”). Escribe en The
Clínic, colabora con Artes y Letras, y defiende a brazo partido la escritura de
temas no magnánimos: "Me interesa esa persona que llega a la oficina de
atención de un municipio y dice 'tengo un problema con la red de
alcantarillado'. Me interesa seguir el curso de una política social desde el
ministerio hasta el asistente de San Antonio. Es fascinante".
Años atrás
me encontré con una memorable crónica tuya[1] en la que hablabas de un típico profesor de
colegio municipal que al llegar a la sala- rebosante de vocación- termina
llamando pendejos a sus alumnos ¿En
esa descripción se podría abreviar el estado de la educación chilena?
La palabra “pendejo” describiría o daría cuenta de una arrogancia
etaria que, además, corresponde a la muerte del asombro, fuera del mundo en que
esos “cerdos” viven no hay nada. Esa conducta patológica, junto con la voluntad
de comisión de crímenes (el mal es poder), hacen de nuestro sistema educacional
un sitio clave para la reproducción de la abyección social. La economía y la
tecnología mediático-digital les sirven de sustrato perverso. Ojo, fuera de la
educación formal existirían testimonios más productivos de las que surgiría un nuevo
sujeto.
¿El Estado
es el gran responsable del vació cultural y la displicencia de los jóvenes
frente a la educación?
La responsabilidad recae, al menos, en los que manejan el estado,
pero también en un pueblo que optó, manipulada y libremente, por el demonio. No
se trata, tampoco, de ser apocalípticos; ni yo ni mi entorno representamos nada
“bueno”, es decir, nadie es un buen modelo. Tampoco hay una buena educación ni
una mala, lo que tendría que haber es, al menos, varios sistemas educativos
para diversos órdenes culturales. Lo catastrófico es que no haya diversidad de
proyectos educativos, sino uno solo y uniforme. Igual que el aparatoso Estado.
Comprendo
que tus opiniones apuntan que los protagonistas culturales, especialmente los
poetas, le hacen un flaco favor a un potente desarrollo intelectual.
No sé si entiendo la pregunta, pero si alude a los poetas no puedo
negar que no son sujetos de mi predilección. Distinto es el lenguaje poético
del cual todos somos tributarios. Los poetas, fantaseando, podrían cumplir la
función de los bufones de palacio y quizás así sea hoy con los poetas
cortesanos. Está más que claro que ser poeta en Chile es una estrategia de
sobre vivencia, social y cultural (y hasta económica).
Para Mario
Verdugo, la discriminación en Chile pasa no por el color de piel, incluso,
aventura, ni siquiera tanto por lo económico, sino más bien por donde vives. De
tal manera, el asunto de la provincia toma un realce importante. Por ejemplo, a
pesar de lo que diga Patricio Jara[2], un escritor de provincia al menos en cuanto a
publicación la tiene más difícil que un santiaguino que recorre los círculos.
Puede que para el mercado libresco sea fundamental Santiago, pero
en mi concepto del trabajo escritural la provincia es una conditio sine qua non.
En Informe Tapia parodias el itinerario de
un Gestor Cultural (donde incluso satirizas la VII Región: Los poetas de la
cuenca del Maule) ¿Es realmente un festival de codazos y amiguismos?
Informe Tapia es varias cosas, una de ellas, la posibilidad de leer
los poderes fácticos que se construyen a partir de los discursos sicóticos de
administración del power de “baja intensidad”. Informe Tapia, como me dicen mis
amigos acá en San Antonio, se sigue escribiendo en el orden local, cada vez que
viene una ministra a entregar un cheque simbólico, como la Urrutia, o cuando se
realiza un simple evento culturoso o
cívico. No es solamente un relato anecdótico de poetas que pretenden el poder.
¿Cuál es tu
vínculo/ fijación con la VII Región? ¿Representa una suerte de Ejemplo de lo
provinciano?
El maulinismo (y una de sus expresiones más voraces, como es la
poesía maulina o su voluntad) es una ficción manifiesta de hegemonía
territorial, todo un modelo de trabajo de la impostura cultural, la que ha
logrado, entre otras cosas, que casi todos los poetas chilenos, de alguna u
otra forma, sean maulinos o sus tributarios.
Usualmente
trabajas personajes cotidianos, populares, una suerte de antihéroes tratados
con ironía y humor. En Ciudadanos de baja
intensidad podríamos concluir que lo de país desarrollado es un absurdo de
pies a cabeza y que el chileno de por sí es un hombre ridículo y expuesto al
fracaso?
Los sujetos también se construyen como una ficción. Aquí no hay
moral del diseño posible o deseable, ideológicamente, sino descripción
funcional de los dispositivos de elaboración de subjetividades.
Comentarios
Publicar un comentario